Informativo

 

Basta con navegar un rato entre las actualizaciones de Facebook o Twitter para constatar que muchas de las noticias que solemos compartir en redes sociales no están verificadas, vienen portales nuevos, tienen títulos escandalosos o tienen fotografiadas alteradas. Y, sin embargo, seguimos compartiendo sin revisar si la información está verificada o, al menos, pudiera ser real.

En este contexto, cada semana nos llegan cientos de publicaciones que nos hablan de como subieron los precios del transporte, de los miles de propiedades que tiene un funcionario público o candidato, de los descubrimientos que muestran que al planeta le quedan dos horas de vida o de accidentes o tragedias en la ciudad. Tales publicaciones serían muy inocentes o inofensivas si no fuera porque son parte fundamental del tráfico de noticias digitales que alimentan constantemente a las redes sociales y al propio Internet y que ayudan a formar a la opinión pública. Los usuarios

No solemos leer

Lo que se comparte, simplemente lo hacemos porque los titulares nos parecen interesantes o coinciden con nuestra forma de pensar. Y ese mal hábito ha convertido en un excelente negocio a los sitios de noticias falsas.

La reciente prehistoria de las fake News

Hasta hace un año, los sitios de noticias falsas abundaban en Internet con un sólo motivo: el clicabais, es decir la búsqueda de clics con el fin de generar mucho tráfico en un sitio y de esa manera, vender

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